Arya Stark y Sansa Stark, hijas de Eddard Stark y Catelyn Stark en la serie "Juego de Tronos", encarnan dos extremos del espectro femenino en un mundo lleno de intriga, política y violencia. Mientras que Sansa abraza los roles tradicionales de la nobleza, buscando seguridad y estatus a través de la sumisión a las expectativas sociales, Arya rechaza estas normas en favor de la independencia y la búsqueda de su propio destino.
Sansa, desde una edad temprana, se ve atraída por la etiqueta, la cortesía y el romance. Sueña con ser una dama de alta cuna, casarse con un príncipe y vivir una vida llena de lujos en palacios. A medida que la serie progresa, su perspectiva se moldea por las realidades crueles del mundo, pero mantiene su enfoque en la diplomacia, el juego político y la manipulación para sobrevivir. Aunque su camino está lleno de sufrimiento y pérdida, su capacidad para adaptarse a circunstancias cambiantes la convierte en una figura resiliente en el juego de tronos.
Por otro lado, Arya rechaza rotundamente las expectativas de género asociadas con su posición social. Desde la muerte de su padre, se embarca en un viaje de autodescubrimiento que la lleva a rechazar los roles típicamente femeninos y abrazar habilidades más asociadas con la masculinidad, como el combate y la supervivencia. Su sed de venganza y su determinación para convertirse en una hábil asesina la llevan a abandonar su identidad noble y adoptar una serie de alias mientras viaja por el mundo.